Cuando sentís que no hay salida, la única salida es hacia adentro
Nací en una familia «diferente» donde las cosas «normales» no funcionaban como deberían funcionar.
A mis 7 años, perdí a mi hermano mayor. Ese hecho fue un antes y un después para mí. En los siguientes años, la vida cambió con tal vorágine que me sentí perdida. Viví muchísimo tiempo así: sin rumbo.
Viví ocupando lugares que no eran míos. Vivía una vida que no era la mía. Buscaba y buscaba, en diferentes terapias alternativas, la manera de salvar a mis padres de sus destinos y de la muerte. ¡Yo, la pequeña, me había puesto semejante misión encima! Un amor ingenuo y ciego en todo su potencial.
Falleció mi papá y yo seguía perdida, sin respuestas. Sin embargo, no podía darme por vencida. Tenía a cargo a mi mamá que padecía una enfermedad y a un hermano adolescente. En ese momento empecé a hacerme preguntas muy incómodas (como acerca del lugar donde había nacido).
Finalmente mi mamá se eleva a otro plano y yo me quedé con demasiadas preguntas sin respuesta que me angustiaban. Me angustiaban tanto que una gran depresión se apoderó de mí.
En esa incansable búsqueda de respuestas y de sentirme mejor, el universo se sincronizó para mostrarme la primera luz: mi primera experiencia en constelaciones.
Así me enamoré de esta herramienta que decidí que se quedara para siempre en mi vida.
2013
Decidí buscar una nueva manera de mirar la vida y cambiar mi manera de hacer las cosas.
Comencé un curso de tarot evolutivo.
Ese mismo año, por recomendación, tomé mi primera sesión de constelaciones. Aunque todo me resultó extraño al principio, ese mismo día me di cuenta de que ese era mi camino.
Empecé a estudiar “Transpersonal” en una escuela de Rosario. En los primeros encuentros, constelamos y me volví a enamorar de la herramienta.
En Julio de este año inicié el curso de constelaciones. Me gustaba tanto que fui una alumna superaplicada. Mis profesores, notando mi compromiso, empezaron a confiarme los primeros consultantes.
2017
2018
Una de mis profesoras de la formación se muda de ciudad y la dueña de la escuela me convocó como profesora. Así inicié mi camino como docente, transmitiendo esta herramienta tan sanadora.
Di riendas sueltas a mí conexión con el tarot marselles y lo conecté con las constelaciones.
Comencé a dar clases.
2019
2020
La pandemia y mi embarazo me obligaron a frenar un poco. Dediqué este año a conectar con la maternidad y mi familia.
Fui convocada como profesora a un nuevo proyecto que nacía: Aires de Cambio. Comencé a dictar una nueva formación en constelaciones familiares, posibilitándome llegar a diferentes lugares del mundo.
También cumplí el sueño de empezar a capacitarme con un gran referente del mundo de las constelaciones como lo es Joan Garriga.
2021
2022
Como nunca me aburro de estudiar, me seguí capacitando en el ámbito empresarial para guiar a mis consultantes a desatar conflictos en sus relaciones laborales.
Este año, me especialicé una vez más en el ámbito de pareja desde las constelaciones familiares. Y sé que será la primera de muchas otras formaciones que realizaré este año. Así que esta historia continuará…
2023
Sabía que la mía era solo una de muchas historias de dolor. Sabía que existían muchas personas con malestares o síntomas que no encontraban la manera de sanar.
El motivo de por qué muchos de nuestros intentos por sanar fallan, es que sin raíces no hay alas. Sin conocer y aceptar la historia de nuestros ancestros, no hay sanación. La volvemos a repetir.
¡Las constelaciones me ayudaron a comprender tantas cosas! Al fin había encontrado las respuestas que busqué durante mucho tiempo. Por eso las recomiendo a otros seres que se sienten perdidos como yo me sentía.
Deseo que sean muchas las personas que encuentren las respuestas que buscan y transformen su vida por completo, como yo lo hice.